Ojos

Puedo ser una salvaje, 
poner de cabeza el universo
y reírme en el suelo de mis aventuras,
también suelo morder el polvo
arrastrarme cual víbora 
o quizás,
comerte el corazón.

No estás aquí, 
la distancia que nos separa está más allá 
de las barreras del sonido
el espacio
los kilómetros
y la vida.

Sobredosis tras sobredosis
estoy aquí sentada
sin ganas de esperar otro amago de fuego interno
solo aguardo la hora y seguir andando
siempre con la frente en alto,
unida por un hilo 
y en sueño profundo.

Unas voces se escuchan, ha vuelto a amanecer, ¿qué es esto? ¡No puedo ver! ¿Qué me han hecho? Lloro y me estremezco en la locura, una voz me pide calma, no la reconozco, han pasado tantos años y mi memoria auditiva es pésima, ¿quién eres? pregunto. Nadie, me respondes. Siento un abrazo y aromas desconocidos, mi mente vuela y pretendo hacerme la idea de una utopía que nunca vendra, es tarde, bienvenida realidad. 

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